"La revuelta libia es popular, legítima y espontánea": Entrevista reveladora a Santiago Alba Rico sobre las verdades acerca de Libia

Entrevista al ensayista yescritor Santiago Alba Rico
“En Libia se ha producido una revolución popular”
Salvador López Arnal
Rebelión
Santiago Alba Rico es ensayista y escritor, vivedesde hace muchos años en Túnez y ha traducido algunas obras del árabe. Entresus últimos libros publicados, cabe destacar Capitalismo y nihilismo (Akal,2009) y, junto con J. D. Fierro, Túnez, la revolución (Hiru,2011).

Si te parece podríamos empezar con un poco dehistoria. ¿Podrías dar cuenta, en media página, no te dejo más, de la historiareciente de Libia?

En pocas palabras: en 1912 Italia, que habíaquedado fuera del reparto colonial de la conferencia de Berlín (1884), invadióLibia, formalmente parte del imperio otomano, pero de escasa importancia paralos turcos. Por cierto, fue el teniente Giulio Cavotti el primero que lanzó unabomba desde un avión y fue precisamente en 1911 y sobre Libia, a las afueras deTrípoli, en el oasis de Tagara. En 1922 Mussolini reforzó la presencia italianay, bajo su dictadura colonial, el gobernador Italo Balbo unió la Cirenaica y laTripolitana, fijando las fronteras del país actual. En 1940 vivían allí 140.000colonos italianos, a los que se había instalado en las mejores tierras, procesode despojamiento al que desde el comienzo se opusieron las tribus y cofradíasbeduinas y especialmente la Sanusi, cuyo líder, Sidi Idris, llegaría a ser reytras la independencia del país. Los últimos 20.000 italianos fueron expulsadosen 1970 por Gadafi. Para que nos hagamos una idea de la ferocidad colonialitaliana, basta con recordar que los desplazamientos forzosos de poblaciónordenados entre 1928 y 1932 por el mariscal Badoglio acabaron directa oindirectamente con la vida de medio millón de libios, según los datos delhistoriador estadounidense de origen libio Ali Abdellatif Ahmida. En eseperiodo fue capturado y ahorcado el héroe de la resistencia Omar Al-Mukhtar,cuyo nombre reivindican por igual gadafianos y antigadafianos. Una famosa frasedel mariscal fascista italiano recuerda, por cierto, las amenazas de Gadafi ensu primer discurso de febrero contra sus compatriotas rebeldes: “no tendrépiedad con los que no se sometan, ni con ellos ni con sus familias ni con susrebaños ni con sus herederos”.

El rey Idris proclama la independencia de Libiaen la Nochebuena 1951. Dieciocho años más tarde entra en escena el entoncescoronel Muamar el Gadafi. Te pido casi lo mismo que en caso anterior: ¿puedeshacer un resumen del papel histórico de Gadafi? ¿Fue realmente un defensor delpanarabismo? En media página, como en la pregunta anterior.

Gadafi formaba parte del sector izquierdista delejército libio y se reclamaba seguidor de Gamal Abdel Nasser, el líderpanarabista egipcio que moriría apenas un año después, en 1970. Su muy erráticatrayectoria se inició, en efecto, en esa dirección, con una fugacísima unióncon Egipto y Siria y algunas medidas claramente soberanistas. Seminacionalizóla banca, cerró las bases militares de Inglaterra y EEUU y nacionalizó el 51%de las compañías petrolíferas extranjeras. Pero como dice el periodistacomunista Farid Adley, huido de Libia a Italia en los años setenta, este“impulso” acabó muy pronto. He aquí el resumen que hacía él en Il Manifesto elpasado mes de marzo: “Ya en 1973, de la revolución de los Oficiales Libres noquedaba nada, salvo la implacable represión de toda disidencia. Las horcas enla Universidad, la expulsión de los compañeros de lucha, la supresión decualquier tipo de oposición, la prohibición de los sindicatos, la anulación decualquier acción independiente de la sociedad civil, el asesinato en elextranjero de los opositores (Italia fue el escenario favorito para ese tipo deacciones terroristas) y las operaciones militares contra civiles queprotestaban pacíficamente en contra de la voluntad del tirano (años 80 y 90 enDerna y Benghazi), así como la masacre de Abu Selim (26 de junio de 1996 ), sonejemplos del dominio de esta nueva clase dirigente que, de hecho, se ha reducidoa la familia de Gadafi y a un pequeño círculo de sus seguidores”. Otro escritorárabe, en este caso libanés, René Naba, anticipa a 1971 la deriva del régimen:“A partir de esa fecha”, dice, “cada año trajo su cuota de desolación, como elsecuestro de un avión comercial inglés para entregar a Sudán a los dirigentescomunistas, decapitados a continuación en Jartum; la misteriosa desaparicióndel jefe del movimiento chií libanés Moussa Sadr o el resuelto apoyo alpresidente sudanés Gaafar al-Nimeiry, a pesar de que fue uno de los artíficesde la transferencia a Israel de varios miles de judíos etíopes «falashas»”.

¿Cuáles han sido a lo largo de estos 42 años lasrelaciones de Gadafi con las potencias occidentales? Si no ando muy errado,Ronald Reagan ordenó el bombardeo de Trípoli y Bengasi, las dos principalesciudades libias, en 1986 (una hija adoptiva de Gadafi, Jana, murió durante losbombardeos). Luego las cosas cambiaron un poco.

Así es. Al mismo tiempo que entregaba alcarismático líder del partido comunista de Sudán Abdel Khaleq Mahjoub, hacíadesaparecer al líder chiita libanés Moussa Sadr y perseguía a sus propiosopositores de manera implacable, dentro y fuera de Libia, apoyaba en elexterior a distintos grupos armados que los EEUU consideraban, unos justamentey otros no, “terroristas”. Eso llevó a la ruptura de relaciones diplomáticas en1981 y a la prohibición por parte de la administración Reagan de importacionesde petróleo libio en 1982. Mientras Gadafi asesinaba a los autores de la tentativade golpe de 1984 -los Consejos Revolucionarios de Base emitieron una orden quelegalizaba el asesinato de todos los disidentes- él mismo se convertía en elblanco de las iras de su mellizo Reagan, quien en efecto bombardeó Trípoli en1986. Una serie de atentados atribuidos al régimen de Gadafi (la voladura dedos aviones comerciales sobre Escocia y Chad y la de una discoteca en Berlín,con centenares de víctimas civiles, en 1988 y 1989) fundamentaron el bloqueoimpuesto por la ONU en 1992 y que duró diez años. Pero en 2003, como recuerdaRené Naba, Gadafi “se rindió sin condiciones al orden estadounidense”: entregósu programa nuclear a George Bush hijo desvelando al mismo tiempo todo unsector de la cooperación de los países árabes y musulmanes en el ámbito de latecnología nuclear; reprivatizó parcialmente el sector petrolero permitiendo elretorno de las grandes compañías occidentales; aceptó convertirse -el paladíndel panafricanismo- en el carcelero homicida de los emigrantes subsaharianosque trataban de alcanzar Europa (historia terrible que cuenta en detalle elperiodista Gabriele del Grande); contrató dos empresas estadounidenses derelaciones públicas para cabildear en su favor en EEUU; colaboró, como revelanlos papeles publicados hace unos días por The Independent, con laCIA y el M-16 en la entrega y tortura de presuntos islamistas radicales;recibió una y otra vez a Toni Blair como asesor de J.P. Morgan y comenzóreformas de liberalización económica por las que fue felicitado por el propioStrauss-Khan, presidente entonces del FMI, en enero de 2011, un mes antes delestallido de la rebelión popular.

En la voz “Libia” de la Wikipedia en castellanose puede leer: “Actualmente al país se le adjudica la esperanza de vida másalta de África continental (si se cuentan a las dependencias sólo es superadapor la isla británica de Santa Elena), con 77,65 años. También cuenta con elPIB (nominal) per cápita más alto del continente africano, y el segundo puestoatendiendo al PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo (PPA). Además,Libia ocupa el primer puesto en índice de desarrollo humano de África, y se lepuede comparar en términos de PIB per cápita con países tan desarrollados comoArgentina o México”. No son malos indicadores.

No sé si Argentina y México son buenosindicadores, pero en este caso me limitaré a relativizar esos datos con unacita de nuestro compañero Tariq Alí, extraída de su libro “Protocols of theElder of Sodom”, el cual incluye una reseña de su estancia en Libia en 2006: «Libiaobtiene del petróleo 36 mil millones de dólares al año. Su presupuesto anual esde 10 mil millones. Su población es de aproximadamente seis millonesNaturalmente nadie se muere de hambre. Los comercios están llenos de comida,pero el nivel de la educación y los servicios de salud son primitivos. Miles delibios tienen que cruzar a Túnez para recibir tratamiento médico. El contrastecon Cuba, una isla siempre corta de dinero, es instructivo. La Universidad deMedicina de las Américas en La Habana forma y educa a cientos de estudiantesdel norte y el sur de América (principalmente afro-estadounidenses e hispanos).El nivel de la cultura y la educación es muy alta. ¿Por qué no en Libia? (…)Uno de los hijos de Gaddafi, Saif al-Islam, se está preparando para la sucesión.Como es estudiante de doctorado en la London School of Economics y un enamoradodel occidente neoliberal, hay pocas críticas aquí sobre la propuesta detraspaso. Gadafi, después de todo, ya no es el dirigente de un «estadocanalla» sino un «gran estadista» (en palabras de Jack Straw) yha recibido a Blair en su tienda. Esto ayuda a mantener la pretensión de que élcedió ante Londres, no ante Washington. Es muy sencillo: Saif quiereprivatizarlo todo y convertir a Libia en un pequeño estado del Golfo».Hasta aquí la cita de Tariq Alí. Como vivo en Túnez desde hace años, puedoconfirmar lo que dice sobre los libios que visitan las consultas médicasprivadas a las que los tunecinos no pueden acudir. Por lo demás, me cuestatrabajo aceptar este criterio económico como principio de legitimación delderecho o no de los pueblos a la rebelión. Con mucho menos motivo lo tendríanlos bahreiníes, cuya renta per capita es mucho más alta que la de los libios.¿Y tendríamos que reprochar a los saudíes que reclamaran democracia en la callea la brutal teocracia wahabita o aceptar que se disparara sobre ellos sidecidieran rebelarse? ¿Y no nos dice la derecha española precisamente que elmovimiento 15-M no tiene fundamento, pues ninguna generación de jóvenes españolesha vivido con tantas comodidades y ventajas como la actual?

Me centro en los últimos acontecimientos. ¿Se haproducido una revolución popular en Libia? ¿Similar a lo ocurrido en Túnez,Egipto, Yemen o Bahrein por ejemplo? ¿Debería incluir Siria también?

Sin lugar a dudas. Y debes incluir a Siria, porsupuesto. Es muy triste, muy doloroso, encontrarse con compañeros dignos detodo respeto (que además reivindican para sus propios países procesos popularesde democratización como los que están produciéndose en el mundo árabe) incurriren dobles raseros muy semejantes a los que tanto condenamos en el imperialismoy distinguir entre dictaduras buenas y dictaduras malas y pueblos con derechosy pueblos sin ellos. He insistido muchas veces en que esta posición aplicaautomatismos de bloque enteramente superados por la historia y proyecta sobreel mundo árabe clichés eurocentristas (¡eurocentrismo latinoamericano también!)asimilables a los de la propaganda islamofóbica occidental tantas vecesdenunciada: los árabes pueden sublevarse por pan o por Dios, pero no pordemocracia; las revoluciones que comienzan en París o en Caracas pueden tenerconsecuencias en otros lugares de Europa o de América Latina, pero las quecomienzan en Túnez no (pese a todo lo que une este país a los del resto delmundo árabe). Si como recuerda Carlos Varea no hay ningún régimen progresistaen esa zona del mundo, si todos los regímenes son además autoritarios,autocráticos, dictatoriales o tiránicos, ¿no es lo natural que sus pueblos se levanten?¿Y no debería alegrarnos en lugar de despertar nuestras suspicacias y reservas?Repito de nuevo algo que he dicho muchas veces. Negar el carácter espontáneo ylegítimo de las revueltas libia y siria supone cometer una doble injusticia: lade defender a dos tiranos que disparan sobre sus pueblos y la de ofender a lospueblos que tratan de acabar con ellos. Me resulta muy difícil conciliar esadoble injusticia con los principios de la izquierda.

¿Por qué crees que ha intervenido la OTAN a favorde los rebeldes? No ocurrió esa intervención otánica en el caso de Túnez oEgipto por ejemplo. ¿Es de nuevo un intento de liquidar, como en el caso deYugoslavia, algo que aunque sea remotamente huele a “socialismo”?

Nada de eso. Creo que ha quedado ya claro qué clasede socialismo había en Libia. Ni siquiera había ya un soberanismo limitado queobjetivamente, como en Iraq, obstaculizase el abrazo del imperialismo. Esdemasiado obvio -y aún así, por supuesto, verdadero- hablar de los intereseseconómicos, que en realidad ya estaban asegurados. Los intereses puedenjustificar una intervención, pero no permitirla. Por así decirlo, se intervienecuando se puede, no cuando se quiere. Para entender la intervención de la OTANhay que inscribirla en el contexto de la región -una región sacudida por unseísmo inesperado- y contemplarla al mismo tiempo como una gran improvisación.Y en este caso hay que tener muy en cuenta dos factores coadyuvantes, sin loscuales la intervención militar de la OTAN habría sido imposible, y dosintereses directamente políticos -no económicos- sin los cuales quizás tampocohabría tenido lugar o no del modo en que finalmente se ha producido. El primerode los factores coadyuvantes es el hecho, en efecto, de que se trataba de unacausa justa. No hay que confundir propaganda y mentira. Como escribía Sartre enlos años setenta “el poder utiliza la verdad cuando no hay una mentira mejor”;y en este caso, al contrario que en el de Iraq, no había ninguna mentira mejorque la propia verdad: había una “dictadura feroz” que era de veras unadictadura feroz y unos “rebeldes libios” que, al menos al principio, eran enrealidad unos rebeldes libios. El segundo factor coadyuvante es que el régimende Gadafi cumplía un papel marginal en la geoestrategia de la zona; aparte deunos cuantos dictadores africanos y unos cuantos imperialistas, no teníaamigos. En cuanto los imperialistas le retiraron su apoyo, se volvióenteramente vulnerable. La Libia de Gadafi podía ser atacada sin que nadieopusiera resistencia, como así, en efecto, ocurrió: ni siquiera Rusia y Chinautilizaron su derecho al veto para impedir la resolución 1973. Respecto de losdos “intereses” directamente políticos, uno de ellos es sin duda el de labrutal teocracia saudí, reñida desde hace mucho tiempo con el dictador libio, yque presionó -en gran potencia- a unos EEUU muy renuentes y muy debilitados ycuyos intereses energéticos están desde 1945, fecha del pacto del Quincey, enel Golfo pérsico, no en el norte de África. El otro “interés” directamentepolítico tiene que ver con la Francia de Sarkozy, claramente fuera de juego ensu tradicional “patio trasero” (en este caso, sí, el norte de África) despuésde su apoyo a las dictaduras de Ben Alí y Moubarak y los escándalos de dos desus ministros, beneficiarios de tratos de favor y regalos por parte de losregímenes derrocados. Era una oportunidad única -un regalo- para recuperar elterreno, repenetrar con fuerza en una región muy desconfiada y convulsa yreprestigiarse al mismo tiempo a los ojos de los árabes revolucionarios y desus votantes franceses.

Algunos intelectuales de izquierda argumentaronen su momento que la intervención otánica era un mal menor, una forma deimpedir la masacre anunciada por Gadafi (“Entraremos en Bengasi como Franco entróen Madrid”). ¿Qué opinión te merece esta posición que, como sabes, no ha dejadode generar discrepancias en la mayoría de los ámbitos de la izquierda?

No podemos saber si hubiera habido o no unamasacre; en eso tiene razón Pepe Escobar. Lo malo es que la única manera deaveriguarlo era de algún modo permitirla. Por todo lo que sabemos de Gadafi,por lo que ya había hecho, por sus propias declaraciones, no sé si podemoséticamente considerar el pretexto humanitario un simple “pretexto”. Digo lomismo que antes con la propaganda y la verdad. Para la OTAN fue un pretexto,claro, pero lo cierto es que objetivamente su intervención, que también haproducido víctimas civiles por las que habrá que pedir cuentas, salvó muchasvidas en Benghasi la noche del 18 de marzo. Treinta tanques y veintelanzamisiles fueron detenidos por los bombardeos a las puertas de la ciudad,donde ya habían provocado en pocas horas -según reporta el periodista Gabrieledel Grande- 94 muertos. Si la artillería de Gadafi hubiera entrado en laciudad, como hizo en Misrata, el número de muertos habría sido altísimo. Encuanto a lo que habría sucedido de haber sofocado a sangre y fuego Gadafi larebelión, hay que valorarlo también en términos regionales, en el contexto dela Primavera Árabe, que habría sufrido un retroceso, si no un colapso, casiinmediato. Para Túnez habría sido, desde luego, una gran desdicha. Gadafisiguió apoyando a Ben Ali y a los Trabelsi tras su derrocamiento, amenazó a lostunecinos -a los que acusó de echar drogas en el café de los buenos jóveneslibios- y, según algunas fuentes, preparaba un plan de desestabilización, através de mercenarios, para restablecer al dictador en el poder. Puede decirseque los rebeldes libios salvaron la revolución tunecina, lo que puede parecernospoco importante, desde luego, si seguimos considerando que las revolucionesárabes, como no son marxistas, no sin ni revoluciones ni nada. Pero yo,sinceramente, me siento muy aliviado.

Se ha esgrimido también el siguiente argumento:también Sadam Hussein fue un tirano, un gobernante autoritario, incusocriminal, y toda la izquierda se posicionó en contra de la invasión de Irak.Por lo tanto, lo mismo debería haber hecho en el caso de Libia. ¿Qué opinión temerece esta aproximación?

Es un paralelismo absurdo. Ya he apuntado algunasde las diferencias -Chomsky ha señalado otras-, pero la más importante me siguepareciendo ésta: la intervención contra Iraq, al margen de la ONU y amparándoseen mentiras, no se produjo en medio de una gran revuelta popular local yregional contra las dictaduras árabes. Cuando hablan los pueblos, lasizquierdas saben bien a quién tienen qué apoyar. Las izquierdas árabes, que hancelebrado la caída de Gadafi sin dejar de advertir contra los peligros de laintervención, nos han señalado el camino.

¿Ha habido o no habido intervención sobre elterreno de tropas o servicios occidentales?

Parece que ha habido algunos grupos de apoyologístico -sin duda los ha habido- y los periódicos rusos han denunciado, sinconfirmación, la presencia de algunos soldados qataríes y saudíes camufladosentre las milicias rebeldes. Lo que sí está confirmado (ver, por ejemplo, elartículo de Piovesana, el periodista de Peace Reporter:http://www.rebelion.org/noticias/africa/2011/8/los-rebeldes-libios-entre-al-qaeda-y-la-cia-134821)es el retorno a Libia, para incorporarse a los combates, de miembros del GrupoCombatiente Islámico Libio, formados en Afganistán. Desde luego, al contrarioque en Bagdad, nadie ha visto tanques estadounidenses -o franceses o ingleses-en las plazas de Trípoli. Y lo que ha sido decisivo en la victoria final, másque la participación de tropas extranjeras, ha sido la batalla de Gebel Nafusa.Cito a Angelo del Boca, historiador del colonialismo italiano y biógrafo deGadafi: “Ha sido realmente decisiva. Como ya he mencionado varias veces en elGebel Nefusa hay árabes y bereberes, históricamente enfrentados unos con otros,pero que se han unido esta vez. No hay que olvidar que los bereberes en Libiahan estado siempre del lado del poder. Cuando la presencia italiana estaban conlos italianos contra los resistentes. Este ha sido un elemento decisivo. Lo confirmala información que recibo directamente del disidente Anwar Fekini, que haparticipado en la resistencia en el Gebel, y que desde hace días me insistía enque la situación había cambiado mucho desde el punto de vista militar. A pesarde la falta de armas pesadas los rebeldes del Gebel habían llegado a 50 a 60 kmde Trípoli. Luego, en los últimos días habían podido capturar tanques, armaspesadas para poder acecarse y entrar en la capital libia. Las rebelionessiempre han empezado en el Gebel, también durante la presencia italiana. Cuandolos italianos desembarcaron en Trípoli en octubre de 1911, no fueron los turcosquienes resistieron contra ellos, sino los montañeses del Gebel que bajaron acaballo desde los montes, llegaron a Trípoli y causaron aquella matanza de 550soldados italianos en Sciara Sciat. Los jóvenes rebeldes de hoy pertenecen alas mismas familias de los rebeldes de hace cien años. Desde este punto devista, los insurgentes de Bengasi, que lidian todavía con una profunda divisióninterna, poco tienen que ver con la operación final de la caída de Trípoli”.Sobre las relaciones entre árabes y bereberes y la rehabilitación por parte delos rebeldes de la lengua bereber, prohibida durante 42 años, invito a leer,por lo demás, los artículos del periodista vasco Karlos Zurutuza (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=133904http://www.rebelion.org/noticia.php?id=131137).

¿Qué papel ha jugado Turquía, que no olvidemos esmiembro de la OTAN, en todo el proceso?

Turquía es miembro de la OTAN, pero también juegasus propias bazas como subpotencia regional. Lo estamos viendo estos días,siguiendo la estela de Sarkozy y Cameron en Libia, pero sin coincidir con ellosy después de visitar Egipto y Túnez. Es verdad que tenemos que ser prudentesporque, como recuerda bien Miguel León(http://rebelion.org/noticia.php?id=135744), contradiciendo en este caso a PepeEscobar, es difícil saber cuánto hay de autoconciencia de neopotencia y cuántode maniobra por vía interpuesta para facilitar un reordenamiento blando deOriente Próximo. Cualquiera que sea el caso, el nuevo papel de Turquía-impostado o sincero- demuestra que, tras la Primavera Árabe, nada puedemanejarse de la misma manera, y esto incluye también a Israel.

El gobierno de Venezuela, que intentó algunasmediaciones, se ha mantenido muy crítico de la intervención otánica y tambiénde los rebeldes, además de lanzar más de una proclama favorable a Gadafi. ¿Cómovaloras esta posición?

Como un error catastrófico. El presidente Chávezno ha comprendido que las revoluciones árabes las está haciendo el mismo puebloque él defendió en Venezuela después del “caracazo” de 1989. Primero guardósilencio sobre Túnez y Egipto y a continuación pasó, no a denunciar laintervención de la OTAN, lo que hubiera sido justo, sino a declarar su amistady apoyo a Gadafi, gran héroe anti-imperialista que daba su merecido a los mercenariosde los yanquis. Chávez era un ídolo en el mundo árabe después de que Venezuelacortara relaciones con Israel en 2007. Los manifestantes palestinos sacaban sufotografía en las marchas y los jóvenes tunecinos, en la única concentraciónpermitida por Ben Alí en enero de 2008 (precisamente para apoyar a Palestina),gritaban “Chávez presidente”. Todo eso se ha perdido. Hoy Chávez es “el amigode Gadafi”. Se ha desperdiciado una ocasión histórica para poner en contactolas dos zonas más anti-imperialistas (y más amenazadas por el imperialismo) delplaneta. Peor aún: el apoyo a Gadafi ha permitido una identificación falazentre el régimen libio y la democracia venezolana, lo que sólo beneficia a losque quieren erosionar los procesos emancipatorios de América Latina. ¿Por quélo ha hecho? Los intereses comunes como miembros de la OPEC no son suficientespara explicar la actitud del gobierno venezolano; prefiero buscar unaexplicación más honrosa. La que se me ocurre -después de pensar larga ydolorosamente- tiene que ver básicamente con la ignorancia de lo que ocurre enestas tierras, tan lejos de América Latina, y con la virtud a veces destructiva-cuando se hace política- de la “lealtad personal”. Por una vez, Chávez haactuado como Aznar y Berlusconi, dando razón a los críticos que le reprochan“personalismo” y “caudillismo” y debilitando también por eso el procesorevolucionario que él puso en marcha y que sigue siendo imprescindible para elmundo civilizado.

¿Quienes componen el Consejo Nacional de Transición?¿Qué opinión te merece este Consejo? La Unión Africana, si no ando errado, nolo ha reconocido. Uno de los portavoces de ese Consejo, hablando de las pocasciudades que siguen siendo leales a Gadafi, ha declarado: “A veces para ahorrarderramamiento de sangre, tienes que derramar sangre, y mientras más rápido lohagas, menos sangre se derramará”.

Sobre los rebeldes se ha escrito tanto y enRebelión hemos publicado tantos artículos y tan detallados que me conformarécon enumerar de nuevo la variada filiación de sus miembros: jóvenes abrumadospor la “miseria vital” (como en Túnez y Egipto, los primeros en manifestarsepacíficamente); militares desertores de primera hora en Bengasi; oportunistasdel régimen gadafista; liberales educados en EEUU, algunos próximos a la CIA ytodos ellos pro-occidentales; e islamistas vinculados al Grupo IslámicoCombatiente Libio, que se suman más tarde a la revuelta, pero que juegan unpapel determinante por su preparación y disciplina. Del CNT sólo forman parte,que yo sepa, los oportunistas, los liberales y los islamistas, lo que demuestraya la intención (como, por otra parte en Túnez y Egipto) de dejar fuera alos chabab que sacrificaron sus vidas por derrocar ladictadura. Pero debo decir sinceramente que no veo muchas diferencias entreeste gobierno provisional y el de Túnez o Egipto, donde los oportunistas delantiguo régimen, los militares y los liberales gestionan por el momento la vidapolítica. Nadie esperaba que los rebeldes libios fueran socialistas, desde luego,y en todo caso me parece significativo señalar que las primeras divisiones ydiferencias entre islamistas y pro-occidentales dentro del CNT apuntan dosdetalles “inesperados” para los que han visto desde el principio una“conspiración neocolonial” en la rebelión libia. La primera es la resistenciafirme y mayoritaria a una intervención terrestre de la OTAN e incluso a unatentativa de tutelaje neocolonial. Cuando Ismail Salabi, comandante de Bengasi,dice que no van a permitir que “una minoría dirija el nuevo destino de Libia” ocuando Abdelhakim Belhaj, comandante de Trípoli y también islamista, denuncia ala CIA como responsable de su encarcelamiento y tortura bajo la dictadura deGadafi, no es pura palabrería (http://www.alquds.co.uk/index.asp?fname=latest\data\2011-09-19-04-51-39.htm). Saben que la mayor partedel pueblo libio, islamistas o no, están de su lado. Al mismo tiempo, cuandoestos mismos líderes islamistas hablan del “Estado civil” y de la “democracia”no lo hacen para tranquilizar a la OTAN sino a los chabab quehan participado en la Rebelión, conscientes de que en el mundo árabe la hora deAl-Qaeda y sus afines ha pasado. Saben que si el islamismo quiere gobernarLibia tendrá que cambiar su discurso (como en Túnez o en Egipto) y aceptarnuevas reglas de juego. Por supuesto, la posibilidad de que haya enfrentamientos,incluso armados, y todo acabe en un gran caos inducido no se puede desdeñar.Pero lo que en todo caso demostraría eso, una vez más, es que los rebeldesnunca han sido títeres de las potencias occidentales.

Se habla también de limpieza étnica, de laininterrumpida limpieza étnica perpetrada por los “rebeldes” (según parece lasgentes de Cirenaica tiene prejuicios históricos arraigados hacia los africanossubsaharianos).

Hemos hablado del trato que Gadafi infligía a lossubsaharianos en las cárceles del desierto. El racismo, desgraciadamente, formaparte de la cultura de la dictadura y por lo tanto se ha manifestado en los dosbandos. Pero me gustaría añadir algunas citas de Gabriele del Grande, tomadasde las crónicas que ha escrito después del 23 de agosto desde Trípoli, y quedemuestran -si creemos su testimonio- que no se trata, ni mucho menos, de una“ininterrumpida limpieza étnica” y que además la “caza del mercenario” (que nodel negro) empieza a estar bajo control. Del Grande, que ha denunciado tambiénabusos, agresiones y linchamientos de negros por parte de los rebeldes, meparece un testigo plenamente fiable. Así comienza su larga crónica, que puedeser leída en italiano en http://fortresseurope.blogspot.com/: “A finales deagosto los periódicos de medio mundo han alertado de la “caza al negro” enTrípoli, de los abusos y las redadas. La realidad, sin embargo, es diferente,más compleja y al mismo tiempo contradictoria. Ha habido excesos, algún arrestode más era inevitable con una armada popular de miles de jóvenes y chiquillostodavía bajo el shock de la sangre vertida en la batalla que ha liberadoTrípoli al precio de centenares de muertos. Esas violencias y esos excesos hayque condenarlos. Pero el relato no termina aquí”. Durante su estancia enTrípoli, Del Grande visitó centros de detención provisionales y hospitalesdonde se atendía a los partidarios de Gadafi heridos, blancos y negros, libioso extranjeros (sobre todo chadianos y nigerinos). Del Grande recogeinnumerables testimonios y confesiones que vale la pena leer, pero suconclusión es más o menos la que se refleja en estas líneas: “Muchas de laspersonas con las que he hablado, milicianos del régimen y presuntos mercenarios,fueron heridas en el frente y se encuentran ingresadas en los hospitales deTrípoli, donde pude verificar que recibían el mismo tratamiento médicoreservado a los partisanos libios. Con la diferencia de que, después deltratamiento, irán directamente a la cárcel, en espera de juicio. Quien pruebesu inocencia será liberado, como les ha ocurrido ya en estos días a muchosprisioneros -libios y africanos- injustamente arrestados y que han encontradotestigos dispuestos a exculparlos. Quien sea hallado culpable de haber matadopuede ser condenado a muerte. Y aquí sí debemos preocuparnos mucho. Porque eneste momento de caos, el riesgo de errores judiciales y de sentencias sumariascon insuficiencia de pruebas es elevadísimo”.

Te hago ahora algunas preguntas sobre opinionesvertidas por algunos autores y algunas fuerzas políticas. Gilbert Achcar, porejemplo, ha escrito recientemente: “[…] hemos visto cómo las fuerzas de Gadafi,bien armadas, bien entrenadas y bien armadas desde hace tiempo, fueron capacesde llevar a cabo una ofensiva tras otra, a pesar de estos varios meses debombardeos de la OTAN, así como la dificultades y el costo en vidas humanas queha pagado la resistencia, primero para asegurarse Misrata, mucho más pequeñaque Bengasi, y después para romper el bloqueo del frente occidental antes deentrar en Trípoli. Cualquiera que, desde lejos, cuestione el hecho de queBengasi hubiera sido totalmente aplastado no tiene decencia, desde mi punto devista. Decirle a un pueblo sitiado, desde la seguridad de una ciudadoccidental, que son unos cobardes -porque a eso equivale cuestionar si seestaban enfrentando a una masacre- es una indecencia, simplemente”. ¿A titambién te parece una indecencia?

Sí, me parece una indecencia. No estamos hablandode los revolucionarios de Sierra Maestra, entrenados para vencer o morir, sinode jóvenes sin adiestramiento militar -y niños, ancianos y familias enteras-que se defienden como pueden de una agresión feroz y que piden ayuda a lasNaciones Unidas, no a la OTAN, al mismo tiempo que declaran expresamente surechazo de cualquier intervención terrestre. ¿No hay algo indecente endespreciar a esa gente?

Siguiendo las secuencias de los hechos, ¿quéposiciones debería haber tomado la izquierda en tu opinión? Por ejemplo, aunaceptando las consideraciones de Achcar, la resolución de la ONU, ¿no merecíaninguna crítica?

Merece todas las críticas y desde el principio.Su redacción viola la carta fundacional de Naciones Unidas permitiendo laintervención de la OTAN y autorizándola a ir mucho más allá de la “exclusiónaérea” reclamada. Y su aplicación viola incluso la resolución misma, yabastante permisiva. En cuanto a cuál debería haber sido la posición de laizquierda, imagino que te refieres a la izquierda europea y latinoamericana. Laizquierda árabe aceptó desde el principio la necesidad de afirmar al mismotiempo el apoyo a los rebeldes y la denuncia de la intervención de la OTAN. Noera un ni-ni, como pretenden algunos anti-imperialistas muy alejados delterreno, sino un Sí a los rebeldes. Un Sí a los rebeldes que implicaba unaposición obvia (no a Gadafi) y otra contradictoria (no a la OTAN). Hay queconfiar en que, a partir de ahora, el sí a los rebeldes coincida enteramentecon el no a la OTAN.

Achcar también ha apuntado: “[..] lancé unacampaña con dos demandas inseparables: ¡Paren las bombas! ¡Manden armas a losinsurgentes!”. ¿Armas para los insurgentes? ¿Qué insurgentes son estosinsurgentes? ¿Puedes darnos alguna informaciones básicas? No parece que susúltimas actuaciones sean muy razonables ni justas.

¿Qué insurgentes son ésos? Los insurgentesrealmente existentes, a los que ya hemos descrito antes, apoyados por la mayorparte del pueblo libio. En cuanto a sus últimas actuaciones, imagino que terefieres a los linchamientos de mercenarios y ya hemos hablado también de ello.Con independencia de que siguen siendo abusos muy pequeños por contraste conlos crímenes de Gadafi -algunos de los cuales también se están descubriendo enestos días-, no debemos ser tolerantes en ninguna dirección y tenemos quereclamar que todos los responsables de crímenes de guerra o crímenes contra lahumanidad, con independencia de su bando, sean juzgados. Se dirá que es unaingenuidad, pero si todas las palabras incapaces de introducir efectos realesen el mundo son ingenuas, entonces son ingenuas la mayor parte de las denunciasanti-imperialistas. La misión de la izquierda debe ser la de denunciar todoslos crímenes y, si no son tratados por igual, tendremos entonces que denunciaruna vez mas las hipocresías, los dobles raseros y las manipulaciones de losgobiernos y las instituciones internacionales.

Te copio ahora una aproximación de Pepe Escobar:“Llamadla la guerra FOL; la guerra R2P (como en “responsabilidad para proteger”el saqueo occidental; la guerra Air France; la guerra Total); en todo caso losFOL lo pasaron increíblemente bien alardeando de su victoria. El Gran LiberadorÁrabe, el presidente neo-napoleónico Nicolas Sarkozy, exultaba alegría: “Noshemos alineado con el pueblo árabe en su aspiración de libertad”. Bahreiníes,saudíes, yemenitas, para no hablar de tunecinos y egipcios, tienen derecho asentirse desconcertados. Sarko agregó: “Se salvaron decenas de miles de vidasgracias a la intervención”. Incluso los “rebeldes” hablan de que hay por lomenos 50.000 muertos, y la OTAN sigue adicta a un salvaje desenfreno debombardeos. El emir de Qatar por lo menos admitió que Muamar Gadafi en fuga nopodría haber sido derrocado sin la OTAN. Pero agregó que la Liga Árabe podríahaber hecho más; de hecho lo hizo, suministrando una votación fraudulenta queabrió la puerta para la Resolución 1973 de la ONU redactada por ingleses,franceses y estadounidenses”. Su posición parece mucho más crítica aunqueinicialmente Escobar pareció centrar sus críticas en Gadafi y su gobierno.

Respeto y admiro muchísimo a Pepe Escobar, uno delos más brillantes analistas del mundo, y entiendo perfectamente sus críticas ala OTAN y su vigilancia atenta a los rebeldes, pero no puedo dejar de expresarmi perplejidad ante su cambio de opinión. El 24 de febrero, por ejemplo,escribía: “Lo que Gadafi hará es ir a Bengasi en busca de venganza. Por tanto,es hora ya de que los manifestantes se apoderen allí de unas cuantas armaspesadas y preparen una estrategia para una resistencia organizada. Puede quetengan que resistir durante algún tiempo, la única solución posible para evitarun baño de sangre es que las Naciones Unidas afronten la situación y declarenuna zona de exclusión aérea, que podría causar estragos en la decisión delrégimen de enviar mercenarios e incluso abortar una posible ofensiva contraBengasi” (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=123022). Laverdad es que recuerda bastante las posiciones de Achcar y no acabo de ver quéha ocurrido después de inesperado para modificar tan radicalmente su opiniónsobre Gadafi y sobre la legitimidad de la revuelta libia.

Por su parte, Guillermo Almeyra, que se hamostrado muy crítico respecto “a los despistados de siempre de una izquierda manon troppo, habituados a adorar gobiernos que bautizan como progresistas” haescrito: “La principal fuerza de este colonialismo europeo-estadounidense es laheterogeneidad del Consejo Nacional de Transición (CNT) y la despolitización yfalta de dirección, así como de proyectos revolucionarios democráticos en elsector más avanzado del mismo, así como la total ausencia de institucionesestatales mediadoras debido a la concentración del poder en manos de Kadafi yde sus hijos y presuntos herederos. De modo que la caída del gobernante –dadala imposibilidad actual de los colonialistas de enviar tropas y de ponergobernadores propios– llevará a una guerra de bandas entre los agentes de lasdiversas potencias, los diferentes grupos presentes en el CNT y las tribus (quecontrolan diferentes unidades militares). Se cruzarán las vendettas y serádifícil formar un gobierno que convoque a elecciones parlamentarias, dada lacarencia de partidos y de vida democrática. Además, con respecto a la OTAN, unacosa es el CNT y otra muy diferente la voluntad de sus seguidores en laoposición a Kadafi”. ¿Te parece razonable esta aproximación? ¿Es probable quesuceda lo que apunta Almeyra?

He apuntado esa posibilidad más arriba y, desdeluego, coincido con Almeyra en que, respecto de la OTAN, una cosa es laposición de la cúpula del CNT y otra muy distinta la de los que han participadoen la liberación de Libia, islamistas y no islamistas. Una posición parecida-en cuanto a la posibilidad del caos- la sostiene Alberto Pradilla en unartículo muy recomendable: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=135465.Yo soy ligeramente más optimista. El petróleo, fuente de discordia, puede tenertambién un efecto “civilizador”. Al contrario que en Túnez o en Egipto, dondehabía un aparato institucional y organizaciones civiles, Libia era una gelatinapor encima de la cual flotaba, como el espiritu de Dios en el Génesis, lavoluntad schmittiana de Gadafi. En Libia hay que empezar desde cero. En uninteresante artículo, en el que por cierto se relativiza desde el terreno elpapel de las tribus en el país, Mohammed Bamyeh concluye de esta maneraesperanzadora: “Así que de una situación en la que las instituciones del Estadoestaban mínimamente desarrolladas pasamos al surgimiento del modelo derevolución más institucionalmente desarrollado del mundo árabe. La aparenteexcepción libia no radica sólo en la violencia y el derramamiento de sangre. Elejemplo de este gran pueblo que se organiza, que se levanta en medio de laresistencia espontánea y sin miedo a la violencia estatal, desmiente las quejasoccidentales sobre la supuesta «ausencia de sociedad civil» en Libia.De la misma manera que tanto diplomáticos occidentales como comentaristas hansufrido para determinar el carácter exacto de este movimiento, han pasado poralto su elemento más importante y esclarecedor: que representa no tanto unaideología concreta como el rotundo renacimiento de las, por largo tiempo,reprimidas tradiciones civiles de la Libia moderna. Por lo tanto, viniendo dela más desesperada de las circunstancias, la revuelta de Libia ha dado el mayorsalto hacia adelante de todas las revoluciones árabes hasta la fecha” (http://www.jadaliyya.com/pages/index/1001/is-the-2011-libyan-revolution-an-exception)

Atilio A. Boron, por su parte –“Libia: socios delhorror”- ha escrito recientemente, a principios de septiembre: “Días atrás elcorresponsal del periódico londinense The Independent estacionadoen Trípoli dio a conocer una serie de documentos que el mismo había hallado enuna oficina gubernamental abandonada con toda premura por sus ocupantes. Esematerial arroja una luz enceguecedora para quienes creen que para oponerse ycondenar el criminal ataque aéreo de la OTAN sobre Libia es necesario enaltecerla figura de Gadafi y ocultar sus crímenes hasta convertirlo en un socialistaejemplar y ardiente enemigo del imperialismo. La oficina en cuestión era la deMoussa Koussa, ex Ministro de Relaciones Exteriores de Gadafi, hombre de la másabsoluta confianza de éste y, anteriormente, jefe del aparato de seguridad dellíder libio. Como se recordará, ni bien estalló la revuelta en Bengazi Koussadefeccionó y se marchó sorpresivamente a Londres. Pese a las numerosasacusaciones que existían en su contra por torturas y desapariciones de miles devíctimas, el hombre no fue molestado por las siempre tan alertas autoridadesbritánicas y poco después se esfumó. Ahora se sospecha que sus días transcurrenbajo la protección de algunas de las feroces autocracias del Golfo Pérsico. Lapapelería descubierta por el corresponsal del Independent ayuda a entenderporqué”. ¿Te parece justo este comentario?

Justísimo. Y quiero agradecer desde aquí a miadmirado Atilio Borón la valentía de su posición. Es una de las voces másautorizadas de América Latina y es para mí un gran alivio compartir con éllíneas de análisis que han sido tan mal comprendidas, cuando no duramenterechazadas, en algunos sectores de la izquierda bolivariana y latinoamericana.

Te pregunto ahora por una declaración reciente dela Secretaría de política internacional del PCE que lleva por título: “Libia:una guerra colonial por el dominio económico y militar”.

Este comunicado torpísimo del PC se ajusta a laperfección al marco de análisis que he tratado precisamente de denunciar comoinjusto, eurocéntrico y mecánico. Me limito a citar un pasaje de un artículomío que acabo de publicar en el Gara: “El otro error en el que haincurrido un cierto sector de la izquierda tiene que ver precisamente con suesquematismo o, mejor dicho, con su monismo. Los pueblos y las izquierdasárabes, jugándose la vida sobre el terreno, han comprendido enseguida laimposibilidad de escapar a la incomodidad analítica si querían derrocar a susdictadores. Han sabido que había que afirmar muchos hechos al mismo tiempo,algunos contradictorios entre sí. En el caso de Libia, esos cinco o seis hechosson los que siguen: Gadafi es un dictador; la revuelta libia es popular,legítima y espontánea; la revuelta es enseguida infiltrada por oportunistas,liberales pro-occidentales e islamistas; la intervención de la OTAN nunca tuvovocación humanitaria; la intervención de la OTAN salvó vidas; la intervenciónde la OTAN provocó muertes de civiles; la intervención de la OTAN amenaza conconvertir Libia en un protectorado occidental. ¿Qué hacemos con todo esto?Podemos dejar a un lado la realpolitik, acudir al realismo y tratar de analizarla nueva relación de fuerzas en el contexto de un mundo árabe en pleno procesode transformación. O podemos afirmar Un Solo Hecho -monismo- y someter todoslos demás a sus latigazos negacionistas. Así, si sólo afirmamos la intervenciónde la OTAN, con sus crímenes y amenazas, nos vemos enseguida obligados, por unapendiente lógica que nos aleja cada vez más de la realidad, a negar el carácterdictatorial de Gadafi y afirmar, aún más, su potencial emancipatorio yanti-imperialista; a negar el derecho y espontaneidad de la revuelta libia yafirmar, aún más, su dependencia mercenaria de una conspiración occidental. Lomalo de este ejercicio de Monismo es que deja fuera precisamente los datos quemás importan a los pueblos árabes y a las izquierdas árabes y los que másdeberían importar a los anti-imperialistas de todo el mundo: la injusticia deun tirano y la reclamación de justicia del pueblo libio”. Este Monismo lleva a efectosópticos muy injustos y al deseo de que las cosas sean distintas de como son; yestas dos cosas llevan finalmente a la manipulación de los datos. Una menor,pero que me ha llamado la atención desde el principio, tiene que ver con lapresunta filiación monárquica de los rebeldes (luego todos se volvieron deAl-Qaeda). Para deslegitimar la revuelta popular, una y otra vez los monistasse han referido al uso por parte de los rebeldes de “la bandera monárquica”. Esun absurdo. A los regímenes de Moubarak y Ben Ali se podía oponer la banderanacional porque no era obra suya. La bandera de la “jamahiriya” era la banderade la dictadura y frente a ella, los rebeldes han enarbolado la de laindependencia colonial; es decir, la bandera nacional. “La cuestión de labandera izada en las zonas liberadas, la de la independencia, no es una señalde retorno al pasado”, dice el periodista comunista libio Farid Adley, y sigue:“Esa bandera no es propiedad del exrey Idriss o de la cofradía sanussita. Yohabría usado la bandera roja, pero ni yo ni mi generación pintamos nada en estarevolución. La corriente monárquica en la oposición es absolutamenteminoritaria y enarbolar la tricolor, con la estrella y la media luna en blanco,no es un apego al pasado, sino un claro rechazo al régimen”. Esta cuestión,aclarada hace ya seis meses, no ha impedido a los monistas seguir manipulandola realidad, en este caso y en otros más serios.

Editor de Axis of Logic, Lizzie Phelan es, segúnparece, uno de los pocos periodistas independientes que han soportado con éxitola tormenta de los bombardeos de EE.UU./OTAN de Trípoli y la invasión de laciudad por los mercenarios. Informó desde el interior del Hotel Rixos y luegose mudó al cercano Hotel Corinthia, todavía en medio de furiosas batallas entrefuerzas del gobierno y los mercenarios de la OTAN. Escapó de Libia en un barcode pesca que la llevó, junto con otros, a Malta, a principios de esta semana.En su primer informe desde su partida de Libia, señalaba cosas como lassiguientes: Este baño de sangre no corresponde a la narrativa de una “Libialibre” en la cual los civiles son “protegidos”, pero en una atmósfera semejantecargada de la avidez por control a cualquier precio, es casi imposible que losque están en el terreno sean honestos en cuanto a las imágenes ante sus ojos,mientras permanezcan en territorio en manos de los rebeldes. Un joven rebeldearmado que llevaba la bandera francesa sobre su uniforme de campaña apareciódetrás de mí y me preguntó de dónde era. “Londres” respondí. “Ah Cameron,amamos a Cameron”, sonrió con una amplia sonrisa. Me obligué a sonreír; inclusouna crítica a mi propio primer ministro dejaría traslucir deslealtad hacia losnuevos gobernantes de Libia”. ¿Cuál es tu impresión sobre la situación quedescribe Phelan?

En primer lugar, corregirte cuando hablas decombates entre “fuerzas del gobierno y mercenarios de la OTAN”. He creído dejarclaro que se ha tratado de una revuelta espontánea y legítima y, si hemos dehablar de mercenarios, más allá de los enrolados en el ejército de Gadafi,entonces quizás convendría invertir los términos y hablar de los “avionesmercenarios” de la OTAN al servicio de los rebeldes. Lo digo sólo por provocar,aunque, si se trata de fidelidad a la realidad, esta expresión es un poco máscorrecta que la que empleas.

Gracias por la corrección.

En cuanto a la frase del joven rebelde es muy delamentar. Estoy seguro de que si les hubiesen ayudado los cubanos -si ellohubiera sido posible, que no lo era- los jóvenes rebeldes adorarían a Fidel. ¿Yno hemos sido siempre muy comprensivos con aquellos palestinos que, tras larevuelta de 1936, pensaron por un momento en jugar la baza de Hitler contra losingleses, que eran sus opresores? ¿Y con los independentistas indios que,durante la segunda guerra mundial, vieron en los fascistas japoneses a unos“liberadores”? Por no hablar de Lawrence de Arabia, peón del imperialismobritánico, amado por los árabes que luchaban contra el imperio otomano. O denuestros propios republicanos españoles durante la guerra civil, que imploraronla intervención de Inglaterra y Francia, potencias capitalistas responsables yaentonces de innumerables crímenes coloniales. En todo caso, y como he dichoantes, de la frase de ese joven, que parece la típica frase del nativo de laMedina que quiere agradar al turista, yo no sacaría conclusiones precipitadas ygenerales.

Finalizo con una pregunta de política-cultural:¿cómo debería apoyar el avance democrático y socialista en Libia la izquierdaeuropea?

Tenemos pocos medios para apoyarlos en lo querealmente necesitan: financiamiento de locales, periódicos, cadenasradiofónicas, etc. Como sólo podemos mandarles palabras, que éstas sean almenos razonables y que, de algún modo, impliquen que hemos escuchadopreviamente las suyas. Sería bueno, en este sentido (en Túnez y Egipto hacomenzado a hacerse) que se establecieran marcos de diálogo entre lasizquierdas mediterráneas, como forma de abordar problemas que, como demuestrael 15-M, son comunes a ambas riberas (también lo son los problemas relativos auna tradición de organización partidista cuestionada por las propiasrevoluciones). Al mismo tiempo, examinemos hasta dónde hemos llegado nosotros ycuánto nos queda aún por hacer antes de pretender darles lecciones. Hace unos díashe estado en Argentina, participando en un encuentro sobre las revolucionesárabes y quiero acabar aquí con las mismas palabras con las que cerré miintervención en Buenos Aires: “la tarea es inmensa e incierta, pero nadie puededesdeñar lo que se ha conseguido. Por primera vez en la historia los pueblosárabes -acostumbrados a asistir pasivamente a cambios de gobierno decididos enconflictos palaciegos y sin su intervención- han sido capaces de levantarse,tomar conciencia de su poder y derrocar a sus dictadores, cómplices además delas potencias neocoloniales. Démosles tiempo. Nosotros, los europeos, nos hemostomado cientos de años para llegar donde estamos, que no es mucho, cada vez máslejos de los valores universales que decimos defender. Concedamos al mundoárabe al menos dos décadas para que decida a su modo el camino hacia lalibertad y la democracia”.


Un pensamiento en “"La revuelta libia es popular, legítima y espontánea": Entrevista reveladora a Santiago Alba Rico sobre las verdades acerca de Libia

  1. Y qué dirá ahora Santiago Alba Rico cuando el CNT quiere imponer la sharía islámica y retomar la poligamia masculina, en un país donde había tanto avance en igualdad de género en relación al resto del mundo islámico??La "izquierda" otanista tiene su parte de culpa en todo esto.Takeo

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